miércoles, 25 de febrero de 2009

EDUCACIÓN: ALEJÁNDONOS DE LA MEDIOCRIDAD

A paso lento, seguro y silencioso el sistema educativo estatal está cambiando. Aunque muchos sean escépticos a esta realidad, lo cierto es que la actitud timorata de las autoridades llegó a su fin. Tres hechos relevantes han coadyuvado a lograr este objetivo: Una frontal guerra a la problemática educativa por parte del gobierno, el debilitamiento del SUTEP y la presión pública que exige calidad educativa.

Los diversos ministros que ocuparon la cartera de Educación, dejaron muchas intenciones y pocos resultados, frenados especialmente por la oposición del SUTEP y la burocracia estatal. Serían interminables las veces que con paralizaciones y huelgas este sindicato despidió a las cabezas del sector. Desde los años ochenta, el ministerio de Educación vivió bajo la sombra del SUTEP, y aunque en cuantiosas oportunidades bregaron por justos derechos del profesorado, también es cierto que fueron la piedra en el zapato para cualquier reforma educativa.

El tema más controvertido para este gremio fue las evaluaciones docentes bajo la tesis de que sería el pretexto ideal para despedir profesores. En el gobierno de Alejandro Toledo se implementaron los primeros exámenes para ocupar una plaza docente en el Estado pensando en premiar solo a los mejores educadores; sin embargo, muchos de estos procesos nunca llegaron a completarse y otros ni a iniciarse porque piquetes sutepistas boicotearon las pruebas. La posición del sindicato era simplemente negativa.

Imponiendo autoridad

Con inteligencia y paciencia, el ministro José Antonio Chang, fue desnudando, por ejemplo, las gollerías de los líderes del SUTEP que disfrutaban, en su mayoría, de licencias eternas con goce de haber. Cobraban por hacer huelgas. Lo que se ha hecho ahora es imponiendo la autoridad ministerial, que valgan las ironías se perdió especialmente en el primer gobierno de Alan García.

Tras un largo enfrentamiento entre gobierno y el SUTEP, finalmente en enero del 2007 se realizó una evaluación censal y, luego en marzo, el concurso para nombramiento de docentes que arrojó un resultado estremecedor: solo el 5% de los 174 mil postulantes logró obtener una nota superior a 11. La realidad educativa no podía ser más trágica, al pésimo rendimiento entre los estudiantes que fue confirmada en la recordada prueba PISA, donde ocupamos el último lugar entre 41 países, se sumó ahora el déficit en rendimiento académico de los educadores.

Para corregir esta situación, el gobierno inició una prolongada y más exigente capacitación entre los docentes estatales, las jornadas sabatinas se dedicaron enteramente a este fin. Tanto sacrificio dio su fruto: El examen para contratación docente 2009 para Lima mostró alentadores resultados, pues de los 17 mil 297 profesores que postularon a una plazas, 8 mil 728 obtuvieron notas superiores a 11, es decir, el 50.4%. Realmente, la noticia no debe medirse en números sino cualitativamente debido a que los profesores ahora son más conscientes de lo vital que es la capacitación y entienden que solo un docente exigente puede generar alumnos exigentes.

En adelante se aplicará la meritocracia, donde los mejores docentes tras rendir exámenes de suficiencia accederán a sueldos superiores. Interesará el esfuerzo de superación. Evidentemente la capacitación es uno de los tantos problemas del sector, pero queda claro que sí se hace algo útil y necesario al respecto. La reforma educativa no es solo estructural, es ante todo una cuestión de mentalidad, de creer que podemos cambiar y ser mejores. Si los docentes piensan y sienten una actitud proactiva entonces el futuro de los estudiantes y del Perú está garantizado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario